martes, 14 de junio de 2011

Sobre la productividad en México

Alan Ramírez

En medio del circo político que significan las campañas electorales, la famosa reforma laboral sigue en el aire, algunos dicen que es para “mejorar la productividad del trabajo” y otros que para “deteriorar y explotar más al mismo trabajador”.

Mientras tanto, alguno que otro  se preguntará. ¿Y qué es eso de la productividad? Podemos decir, a muy grandes rasgos, que la productividad  es lo que un trabajador normal es capaz de producir bajo condiciones normales en determinada cantidad de tiempo, es decir, lo que produce un trabajador, por ejemplo, en una hora. De ahí el interés por la productividad.

Curiosamente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) acaba de dar a conocer que la productividad en México presentó tasas de crecimiento cada vez más bajas durante el periodo 2006-2009, lo que indica que, efectivamente, algo anda mal.



Para poder hacer una valoración, tenemos que ver primero los elementos que la determinan. Decíamos que la productividad es la relación entre lo que se produce (una mercancía determinada) y el tiempo en el que se hace, todo esto, con una cantidad determinada de trabajadores y de maquinaria.

De tal manera que un aumento en la productividad del trabajo significaría producir más, con la misma cantidad de trabajo, en la misma cantidad de tiempo.Y ¿De qué manera se puede conseguir tal cosa?

Una es mediante el aumento de capital, es decir, mediante la implementación de innovaciones tecnológicas que maximicen la producción del trabajo humano. Esto queda en manos de la iniciativa privada, la cual no pasa por sus mejores momentos. Lo demuestran los datos del mismo INEGI, que dieron a conocer que en el primer trimestre de 2011 la inversión que realizaron las empresas se desaceleró (de un aumento esperado de 7.4 %  solo se obtuvo 5.4)   

Una segunda forma es mediante el mejoramiento de la capacitación de la mano de obra, labor que le toca principalmente a la educación pública y que tampoco se ha logrado. Datos dados a conocer por  el World Economic  Forum nos revelan que México se sitúa en el lugar 120 de 139 países, en términos de calidad del sistema educativo, lo cual explica que en la más reciente evaluación PISA  elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el país se situara en el lugar número 47 de 64 países, calificado más bajo en ciencias y matemáticas.



Una tercera forma de mejorar la productividad  del trabajo, es darles a los trabajadores buenas condiciones para desempeñar su actividad productiva, es decir, buenos salarios que sirvan para reproducir su fuerza al trabajador. Una más en la que estamos rezagados. Para ejemplificar este rubro podríamos recordar las palabras del Secretario de Hacienda, que mencionó que el poder adquisitivo del salario mínimo inició su recuperación en la última década, con una ganancia acumulada de 2.4% en ese lapso, luego de que acumulara una pérdida de 67% en los 20 años previos. De tal manera que el trabajador promedio mexicano en los últimos 30 años ha perdido el 64.6 del valor de su salario en términos reales, o, en otras palabras, que puede comprar  solo un tercio de lo que podía hace treinta años. Muy bien, ya solo necesitamos 269 años aproximadamente para recuperar la pérdida total del poder adquisitivo de los últimos 30 años. La tendencia es claramente una disminución del poder adquisitivo del salario, con lo cual el trabajador puede comprar menos y, consecuentemente, trabajar de manera menos eficiente.

 Dicho lo anterior, queda claro que en materia laboral y de “productividad” quedan todavía muchos rezagos y que una reforma de ninguna manera significará la “panacea productiva” que el país necesita.

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