lunes, 20 de febrero de 2012

SER MAESTRO


Eliseo Santiago


Ahora no fue la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Fondo Monetario Internacional o algún organismo internacional quien nos va a decir en dónde estamos mal ni qué debemos hacer para corregir. Por ello, intentaremos analizar el papel jugado por los docentes en la transformación del hombre, no sólo a nivel académico sino social.


Maestro es aquel que enseña, que se preocupa por el hombre y su constante perfección, pues, si se quiere transformar una sociedad, lo primero que se debe hacer es transformar al hombre. A simple vista parece sencillo pero como ya lo dijo José Martí “es una tarea de gigantes”.

Un hombre, que nace en una sociedad como la nuestra, llega por así decirlo, sin saber e inconscientemente, a imbuirse y a seguir los objetivos de la misma: enriquecerse a como dé lugar y a disfrutar la “vida” porque sólo hay una.


El profesor, hay que llamarlo así, porque “maestro” es una palabra más elevada, y pocos son los que la merecen, debe partir de la idea de que una persona es imperfecta que viene plagada de vicios que la misma sociedad el inculca. La nuestra nos ha hecho creer y ha plasmado en leyes y en artículos, de los derechos que todos tenemos. Por ejemplo: los niños tienen el derecho de hacer y deshacer lo que quieran y hay del padre que se atreva a ponerle una mano encima, porque  con toda seguridad va a ir a parar a la cárcel. Así, los niños se educan en un ambiente de libertad extrema, al grado tal de que hacen lo que se les antoja. ¿Y a quién perjudica esto, si además la ley establece que no puedes coartar la libertada de los infantes? Pues a todos. Aquí, como en otros temas, lo que hagan o dejen de hacer otros nos perjudica o beneficia a todos porque todo está interrelacionado.


A un niño considerado como libre no se le puede invitar a estudiar ni invitar a hacer cosas en beneficio de los demás ni se le puede inculcar alguna disciplina. No, porque él es libre de hacer lo que le plazca y nadie esta llamado a cambiarlo.


La disciplina es necesaria pero son pocos los que por su propia voluntad la practican. Por ejemplo, los obreros son muy disciplinados. Lo han logrado inconscientemente, obligados por sus circunstancias. Mientras el individuo no asuma esa responsabilidad, necesita del apoyo del maestro, hasta que el individuo entienda, estudie y trabaje sin necesidad de un castigo. 



Pero no sólo es necesario conocer la ciencia, es imprescindible hacer hombres solidarios, que se preocupen por lo que hay alrededor, que velen por el hombre que sufre, que trasformen nuestra patria. Por tanto, el profesor, no sólo debe aspirar ser profesor, que enseñe la ciencia, sino que se preocupe por convertirse en un maestro de las nuevas generaciones. México necesita hombres sabios, que no sólo se preocupen por su bienestar personal, sino que vean por México, que lo está pidiendo a gritos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario