lunes, 20 de febrero de 2012

SITUACIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA: PANORAMA DESOLADOR


Alan Ramírez


No es de extrañarse que el tema económico sea tan recurrente en estos días. No pasa más de un día sin que noticias pavorosas nos atormenten con la difícil situación de la economía mundial. En reciente ocasión tuve la oportunidad revisar un informe de la ONU acerca de la situación mundial.   “La economía mundial se encuentra al borde de otra gran recesión”. Son las palabras con las que la ONU da inicio a su informe “situación y perspectivas de la economía mundial 2012”; sin duda en  el contexto en el que nos encontramos no resultan palabras menores. La producción ha desacelerado su ritmo de crecimiento durante  2011 y se prevé que en 2012 y 2013 la situación no cambie.

Dos son los problemas fundamentales a vencer según el informe de la ONU: la crisis del empleo y el descenso del crecimiento económico. El avance de dichos problemas depende también de dos protagonistas importantes, por un lado Estados Unidos de Norteamérica y por el otro la Unión Europea. De tales “protagonistas” depende que algunas naciones subdesarrolladas también logren salir de la crisis, de lo contrario estás se hundirán más que sus contrapartes desarrolladas.

La llamada crisis global del empleo, se dice, es el talón de Aquiles de las economías mundiales, principalmente de las desarrolladas, en donde la tasa de desempleo alcanza el 8.6 por ciento en promedio, y el ejemplo más palpable es el de Estados Unidos en donde alrededor de 29 por ciento  de los desempleados han estado sin trabajo durante más de un año. A esto se le tiene que sumar que el desempleo juvenil es ya una preocupación a nivel mundial, según las estadísticas oficiales de la ONU la tasa de desempleo juvenil aumentó de alrededor de 13 por ciento en 2007 a  alrededor de 18 por ciento en el primer trimestre de 2011. El reto es, pues, disminuir el déficit de 64 millones de empleos alrededor del mundo.

El panorama es mucho más oscuro para el comercio internacional, tan solo el comercio de mercancías disminuyo  a 6.6 por ciento de 12.6 por ciento en 2010 y se tiene previsto que en 2012 descienda a 4.4 y en 2013 a 5.7 por ciento. La reducción del comercio internacional se ha dado principalmente al débil crecimiento de la economía, y por tanto, al débil crecimiento de la producción mundial.  Esto a su vez ha provocado un alza en los precios de los productos de exportación y un crecimiento en su volatilidad.

El financiamiento internacional para el desarrollo es otro factor inestable ya que, la fragilidad de los mercados financieros internacionales afecta el financiamiento para el desarrollo. La disminución de capital de inversión debido a la incertidumbre financiera ha provocado que el financiamiento “oficial” se dé de manera volátil, es decir intermitente de acuerdo a lo designado por los problemas macroeconómicos de países en desarrollo principalmente. La deuda excedente de varias naciones podría, y se espera que así suceda, desencadenar una crisis crediticia en todo el mundo debido a las fallidas políticas económicas implementadas en la Unión Europea, las cuales no han logrado mejorar los llamados cuatro factores de debilidad: crisis de deuda pública, sectores bancarios frágiles, débil demanda agregada y parálisis política causada por deficiencias institucionales.
 Ante todas estas dificultades que a simple vista no resultan fáciles, la necesidad de que se implementen políticas económicas eficientes es apremiante. A pesar de esto, se debe tomar en cuenta que la situación en países desarrollados es muy distinta a la situación en países “en desarrollo”, estos últimos tienen que protegerse  contra la volatilidad de los precios y flujos financieros externos, a través de políticas económicas más restrictivas. Además necesitan aumentar la inversión orientada al crecimiento y dar un énfasis a la reducción de la pobreza.

En conclusión el informe de la ONU acerva que es necesario hacer un  viraje en cuanto a las políticas macroeconómicas empleadas en la actualidad.  Se tiene que rediseñar la política fiscal con el fin de fortalecer su impacto en el empleo, no solamente fortaleciendo el ingreso  de los trabajadores, incluso ni siquiera principalmente, sino también mediante el aumento del gasto público en infraestructura para incentivar las condiciones de oferta.

Asegurar suficientes recursos para los países en desarrollo es un punto central. El informe argumenta que estos recursos son imprescindibles para acelerar el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y aumentar las inversiones para un crecimiento robusto y sustentable.

El informe, más allá de mostrar un negro panorama, da muestras de que las políticas económicas reinantes son insuficientes para detener la hecatombe que significó la crisis de 2008. Lo que resalta del informe no es su descripción detallada de lo ya de por sí visible, sino la conclusión a la que llega, una conclusión en muchos sentidos opuesta a la posición implementada en la Unión Europea.

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