miércoles, 17 de agosto de 2011

La tormenta económica de Estados Unidos


Alan Ramírez


Dicen que después de la tormenta viene la calma, aunque esto parece no aplicar para el caso de Estados unidos, que recientemente dio muestra ya no de su inestabilidad económica, sino esta vez de su endeble sistema político. La disyuntiva estaba entre si, Estados Unidos debía aumentar su deuda Federal o, por el contrario, debería  declarar una moratoria de pagos.


El problema que dio origen a esta disyuntiva se explica muy sencillamente de la siguiente manera: Estados Unidos de América, que hasta el día de hoy es la potencia económica más poderosa en el mundo, ha sido, al menos en los últimos años, un país deficitario, es decir, que gasta más de lo que produce. Esta situación atenuada por la crisis económica de 2008 y por los evidentes gastos excesivos, como es el caso de la guerra en Irak, llevaron a Estados Unidos a tener una deuda de 11 billones de dólares, una deuda casi impagable por su gran magnitud que representa, para darnos una idea, 10 veces lo que produce México en un año. Ahora bien, el lector quizás se pregunte ¿Cómo es posible que Estados Unidos gaste más de lo que produce?

Es verdad, el producto interno bruto de la nación más poderosa del mundo es de 14.119 billones de dólares, pero debemos tomar en cuenta que esa cifra es, producida por los trabajadores, apropiada por los empresarios, y, posteriormente, retribuida al estado en forma de impuestos. El estado por su parte al tener que sostener guerras en el extranjero, desarrollo social para los miles de afectados de la crisis, entre muchísimas cosas más, no tuvo más opción que sostener tales gastos con deuda (prestamos). Ahora bien, estos préstamos fueron creciendo hasta alcanzar el límite aprobado por el congreso estadounidense; cabe señalar que dicho limite ha ido aumentando históricamente hasta llegar a este punto en el que se considero que ya era demasiado elevado. Veamos las opciones de solución.

La primera opción, la de la moratoria, consistía básicamente en no aumentar el techo de deuda, no endeudarse más como nación, y, por tanto, no pagar en este año sus deudas a sus países acreedores y no solo eso, además tendría que reducir su gasto público en diversas aéreas del gasto público. El principal problema a esta opción es que la falta de pago haría que la moneda estadounidense se debilitara y por lo tanto las inversiones disminuirían considerablemente. En pocas palabras no mas crecimiento de deuda pero a costa de no más crecimiento económico.
La segunda, la que a la postre resultaría victoriosa, consistía precisamente en pagar deuda por medio de más deuda, esto aumentando de nueva cuenta el limite de endeudamiento
Por un lado el aumentar su deuda Federal (en 14 billones de dólares) significaría tener una deuda total casi impagable y por el otro declarar una moratoria de pagos, es decir, en términos cotidianos, no pagar sus deudas para con otros países, significaría un debilitamiento de la moneda estadounidense, así como de su economía.  




En pocas palabras, o se aumenta el ingreso o se disminuye el gasto, o tal y como pasó un poco de ambos. El resultado que no satisfizo ni a la derecha (Republicanos) ni a la Izquierda (Demócratas), a la clase política, parece ser que tampoco caerá en gracia de los ciudadanos y los inversionistas ya que la disminución del gasto público del gobierno traerá consigo una disminución de los programas sociales enfocados en hacer crecer la economía y consecuentemente el consumo disminuirá haciendo que los grandes empresarios opten por no invertir.

Lo que la experiencia empírica nos demuestra es que en este tipo de situaciones lo más prudente es que el Estado intervenga resolviendo, o por lo menos amortiguando los problemas que trae consigo el libre mercado; lastima que el rumbo mundial se incline completamente a la inversa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario