viernes, 9 de diciembre de 2011

Las elecciones españolas y la política para el pueblo



Alan Ramírez

Las recientes elecciones en España presentaron un fenómeno digno de análisis: el pueblo español, en su mayoría (un total de 10 millones 830 mil 693 españoles), le brindó su voto al Partido Popular (PP) Español y le dio, de esta manera, la espalda al supuesto representante de las clases pobres de España, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El representante del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, considerado como el más capaz para moderar la crisis española, fue vencido por su contrincante del PP por una mayoría absoluta. El PP se lo llevó todo (tambien se eligieron a los nuevos miembros del congreso), sin mover prácticamente un dedo. No hubo sorpresa en los resultados de las elecciones, lo sorprendente aquí es que las elecciones estuvieron marcadas por el castigo al PSOE más que por el mérito del PP. y es que, el votar por Alfredo Pérez Rubalcaba, significaba dar continuidad al gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero.


La incapacidad de Rodríguez Zapatero, más la crisis europea, castigó al PSOE, pero, ¿el PP es realmente  capaz de realizar cambios estructurales de fondo para contrarrestar dicha crisis? El tiempo lo dirá, sin embargo, tenemos que recordar que el futuro jefe del gobierno conservador español, Mariano Rajoy,  alineado al Fondo Monetario Internacional, asumirá todas las “reglas” que este organismo internacional le imponga. El resultado seguro será una política de austeridad que, como siempre, recaerá sobre las espaldas de las clases medias y bajas.

La nación española sumida en una crisis desde 2008 y cuya tasa de desempleo es de 22 %, se enfrenta a un problema de dimensiones planetarias, el nivel de endeudamiento global de España representa ya el 355% del Producto Interno Bruto y, junto al llamado grupo de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), está arrastrando a la Unión Europea a una debacle económica.

El primer reto de Rajoy es disminuir el desempleo, ya lo dijo el mismísimo comisario de Economía de la Unión Europea, Olli Rehn, "Si yo fuera un joven español y me enfrentara a un desempleo juvenil de más del 40%, mientras que el desempleo en Holanda es del 4% o el de Austria del 5%, me preguntaría por qué".



El segundo gran reto será hacer frente a la austeridad sin comprometer a las clases medias y bajas. Opinión opuesta a la de Miguel Martín Fernández, presidente de la  Asociación Española de Banca, quien dice que la solución “pasa por el empobrecimiento de los ciudadanos asumiendo un recorte de sueldos y caída de los precios de los bienes” (esto dado que no se puede devaluar la moneda debido al que España utiliza al Euro como unidad monetaria).  Cabe aclarar que si Rajoy toma esta opción (aún no ha propuesto ninguna medida concreta), lo cual es muy probable dado los lineamientos del FMI, se encontrará con más indignados desfilando por las plazas cívicas de aquella nación.

La situación es difícil, la embestida que acometió el Partido Popular sobre el Partido Socialista Obrero Español  representa un cambio de opinión, el pueblo ya no considera al partido de “izquierda” español como su representante, sin embargo sería (y es) un gran error considerar al Partido Popular como al verdadero representante del pueblo español. El bajo perfil de Rajoy no le impidió arrasar con las elecciones, no porque, como ya se dijo, este represente al pueblo español, más bien porque el que se suponía lo representaba no cumplió ni al mínimo sus promesas electorales, y por el contrario atento en contra de los que le brindaron su voto hace tres años.

Loa sucedido en España debe servir como ejemplo al caso mexicano, el PAN que en su momento ofreció el “cambio” ahora, conforme a la práctica ofrecida en dos sexenios, ha demostrado ser un partido menos capaz de llevar las riendas de México y precisamente por ello ha sufrido y sufrirá en 2012 las consecuencias que el rechazo del pueblo ofrece en las elecciones. Ya muchos auguran la victoria de Peña Nieto (candidato del PRI), y no cabe duda de que, entre la división (aparentemente resuelta) de la “izquierda” mexicana representada por el PRD y continuar con la dinámica presentada por la derecha (llámese PAN), la mejor opción sería regresar a la vieja fórmula del PRI, pero que quede claro que elegir “lo menos malo entre lo malo” no es de ningún modo la solución.



La solución sólo se puede dar desde las bases del pueblo; los movimientos de indignados en el mundo nos deben servir no como un simple hecho curioso, nos deben servir de muestra de que un pueblo organizado de manera consiente puede y debe hacer el verdadero cambio que necesita la sociedad actual. El hecho es el mismo tanto para México como para España como para el resto del mundo: ningún partido político nos sacará de nuestros males actuales a no ser que este realmente sea la representación del pueblo. Cuando la política se hace sin el pueblo, se hace en contra del pueblo.

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