viernes, 22 de abril de 2011

ÁFRICA DEL NORTE: ESPONTANEÍSMO Y REVOLUCIÓN


Durante los meses que corren de 2011, los medios de comunicación en nuestro país, y el mundo, han dado cuenta de las protestas sociales en los países del norte de África, principalmente en Túnez, Egipto y Libia. Movilizaciones que expresan un evidente descontento social, sin embargo, son protestas espontaneas, limitadas, que están muy lejos de ser genuinas revoluciones como pretenden hacernos creer los poderosos.      
Los trabajadores de México debemos tener claro que los medios de comunicación son instrumentos al servicio de las clases adineradas del mundo y, por tanto, nos presentan y explican las noticias obedeciendo a sus intereses. A los verdaderos movimientos revolucionarios no los difunden ni promueven los dueños del capital, por el contrario, los atacan ferozmente.

Maipulación de los Medios de Comunicación
Además, el apoyo económico, político y militar que el gobierno de los Estados Unidos (EU) brinda a ciertas fuerzas opositoras es también un indicador inequívoco de que, en el fondo de las protestas, están presentes los insaciables intereses del imperialismo norteamericano.
Asimismo, debemos destacar el carácter espontaneo de estas protestas, es decir, movimientos carentes de una dirección política y de un claro y transformador programa de acción. Para que exista una verdadera revolución, se requiere que el viejo modelo económico, agotado e incapaz de satisfacer las necesidades de un pueblo, sea sustituido por otro nuevo modelo que privilegie la equidad económica y la justicia social. Para ello, es necesaria la existencia de una dirección política  con un ideario y proyecto de nación bien definidos, con una sólida estructura organizativa, una amplia experiencia y un contundente respaldo popular. No basta, entonces, con salir a la calle y realizar encendidas protestas, por justas y legítimas que éstas sean, un movimiento revolucionario exige, además, una acertada dirección así como un prolongado proceso de educación y organización popular.  
Luego entonces, las revueltas espontaneas que acontecen en los países del norte de África no son, de ninguna manera, revoluciones sociales; la caída de Ben Alí en Túnez o Mubarak en Egipto significaron modificaciones importantes, ciertamente, pero no son sucesos que garanticen un cambio de modelo económico en dichos países. Sin un partido político o fuerza social organizada que defina el rumbo de la insurrección, los resultados de estas movilizaciones podrían reducirse lamentablemente a un simple cambio de amos; nuevos rostros, formas y colores pero con la misma política de sometimiento y miseria para sus pueblos.
Y Libia, bombardeada por EU y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); una abierta intervención militar para apoderarse de su petróleo. Ahí está el ejemplo vivo de Irak. Si Gadafi es o no, un “dictador” eso es algo que le corresponde resolver única y exclusivamente al pueblo libio. A nadie más.



En síntesis, las movilizaciones espontaneas en África deben servir a los pueblos del mundo como lecciones de historia para convertir el descontento popular en verdaderas luchas revolucionarias y, por otro lado, las intervenciones militares del imperialismo norteamericano deben ser rechazadas y sustituidas por el respeto a la soberanía de las naciones y la libre determinación de los pueblos. Vale.

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