José Antonio Echeverría
Desde enero de 1959, tras el triunfo de su revolución, el pueblo cubano ha sufrido permanentes ataques e impunes atentados provenientes del gobierno norteamericano, a través de organizaciones terroristas como “Hermanos al Rescate”, “Alpha-66” y la “Fundación Nacional Cubano-Americana” que tienen su base de operaciones en Miami. El saldo: incalculables daños materiales y económicos, más de 3,500 muertos y 2,700 heridos. Situación que obligó al gobierno cubano a adoptar medidas de protección, por ejemplo, la búsqueda de información preventiva para evitar actos terroristas en su contra.
En Estados Unidos, el 12 de septiembre de 1998, el FBI apresó a Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, quienes cumplían la misión de penetrar dentro de este tipo de grupos terroristas para revelar sus planes criminales, es decir, para impedir que se cometieran actos terroristas contra su país. Sin embargo, a pesar de que ninguno de ellos tenía antecedentes penales, no poseían armas ni habían estado involucrados en actos de violencia, fueron acusados de identidad y documentación falsa, de conspirar para cometer actos de espionaje y delitos contra Estados Unidos y de ser agentes no registrados de un gobierno extranjero.
Después de un proceso ilegitimo y manipulado se dictaron sentencias desmesuradas e injustas aplicando las máximas condenas en cada caso, aun cuando los cargos principales no pudieron ser probados, violando así, entre otros, el Artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas que señala “…toda persona tendrá derecho a ser juzgada con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial…” No obstante, las sentencias fueron: René, 15 años de prisión; Fernando, 18 años; Antonio, 22 años; Ramón 30 años y Gerardo, dos cadenas perpetuas.
De 14 mil páginas de transcripciones acumuladas en sus expedientes no existe una sola que muestre evidencia de espionaje que pusiera en riesgo la seguridad de EU como lo argumenta los jueces yanquis. El propio James Clapper, ex-director de la Agencia de Inteligencia del Pentágono, testigo de la Fiscalía, reconoció que los acusados no habían realizado espionaje contra EU, sin embargo, sus testimonios no fueron tomados en cuenta.
Así funciona la justicia norteamericana, mientras los cinco héroes cubanos llevan prisioneros injustamente 13 años en las mazmorras yanquis, Luis Posadas Carriles, agente de la CIA, responsable confeso de la explosión del avión cubano que en 1976 ocasionó la muerte de 73 personas inocentes, se pasea por EU con la anuencia y protección del gobierno yanqui. Demostrándose así, su hipócrita política contra el terrorismo mundial y su torcida visión sobre la justicia y los derechos humanos.
¡Libertad a los cinco héroes cubanos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario