viernes, 7 de octubre de 2011

El burocratismo deja a la intemperie comercios en el mercado de Sonora


El olor a hierba mezclado con mariscos, inunda la calle canal, en el mercado Sonora, a lo largo de sus 500 metros se extienden mantas, lonas y laminas que cubren el comercio exterior, en alguno de los casos solo un comercio sufre las inclemencias del tiempo, lluvias, calor y la pérdida de sus mercancías, esto debido a la falta de recursos y el burocratismo de las autoridades en querer autorizar las mejoras de los comercios. 



Victoria Arenas Valencia, proveniente de  Acaxingo municipio del estado de México, se encuentra detrás de un puesto sobre la acera, frente a ella, plantas, hierbas y flores, el sustento de toda una vida. Viki, como le dicen sus amigos y compañeros, se dedica a vender plantas medicinales, en la calle canal, a un costado del Mercado Sonora. El marchitar de las hojas que vende, se refleja al igual en sus manos, que desde pequeñas anduvieron en busca de plantas medicinales que pudieran servirle a la gente, para después venderlas en la ciudad. 

El oficio que ella heredó de su abuela y de su suegra, lo conserva, pues son tradiciones que se pasan de familia en familia, “yo lo digo a mi chamaca que si quiere puede seguir aquí, pero lo que uno quiere para ellos es que se supere ¿verdad? Por eso no la obligo, esto es bonito tiene su chiste, no es como los doctores que todo se lo aprenden de memoria, aquí le hacemos al científico” entre risas al compararse con un profesionalitas, ella recomienda la manzanilla, pa la panza.

El proceso para que estas medicinas lleguen al consumidor, es muy largo,  en este trayecto, deja cientos de empleos, desde el agricultor, hasta el mismo viene viene,  así como una satisfacción personal para las personas que adquieren el producto, “pues científicamente llegan a curar hasta un 90 porciento”, afirma.
“Este trabajo no es malo, muchas personas piensan que las engañamos pero no, aquí solo ofrecemos lo que sabemos que cura,  no tenemos por qué decirle que se va a poner bonita con una hierba cuando sabemos que no,  podemos recomendarles muchas cosas por ejemplo, para las limpias tenemos un buen de cosas, pero todo depende de lo que se quiera hacer”, relata Victoria, mientras limpia su mercancía.

Viki pertenece a la Unión de Comerciantes de Hierbas Medicinales, “Tlaltecuhtli”, desde hace 8 años, aunque solamente de registro, pues toda su vida ha estado participando en este organismo.




Al igual que Viki, otras 59 personas están afiliadas a esta asociación, ¿a finalidad? Pelear mejores condiciones laborales, Guillermo Ramírez García, es el presidente del organismo, en entrevista recuerda cada uno de los oficios y las demandas que han solicitado tanto a la delegación, como al Gobierno del Distrito Federal, teniendo como resultado la nula respuesta de las autoridades. Todos estos escritos se encuentran un engargolado que han presentado ante organizaciones para pedir ayuda, pero ninguna de estas les da una respuesta satisfactoria.

En voz de Guillermo, los comerciantes de hierbas medicinales, exigen desde 1966, fecha en que fueron desalojados del mercado Sonora por un incendio, mejoras en su establecimiento, pues desde que fueron reinstalados, solo se explayen sobre la calle, mostrando sus mercancías, al aire libre y sobre la banqueta.
“Nosotros exigimos que se nos apoye, bueno ya no tanto eso, si no que se nos autorice poner unas estructuras para poder ofrecer nuestras mercancías, pues la gente viene y las ve en el piso, eso le resta reputación y seriedad nuestro trabajo”, manifiesta Guillermo, mientras enumera los cientos de oficios que han metido en cada una de las dependencias en donde creyeron, les darían una respuesta positiva su demanda.
A lo largo de 300 metros, de lado a lado, se extiende un invernadero de planas y hierbas exóticas, cada una de ellas con una función en particular, ya sea para curar algún dolor o malestar, o simplemente para hacer trabajos de santería. 

“En este lugar se dan cita diferentes personas, gente de traje, amas de casa, curanderos, brujos y hasta señoritas a las que no se les pega el embrión, nosotros en ocasiones sabemos que darles pero cuando ya es muy difícil de tratar, nos enfocamos medicinas más fuertes”,  relata Álvaro Valentín Méndez, quien desde Acaxochitlán Hgo., viene a la Ciudad de México, ha ofrecer hierbas secas.

El conoce bien el mercado, pues afirma que la venta se da por temporadas, “la hierba del sapo es lo que está de moda, o lo que más busca la gente, esta sirve principalmente para próstata, triglicéridos, pero tenemos un sinfín de mercancías que podemos ofrecerles”.

Mientras su mercancía espera en montones de costales, enumera algunas de las más conocidas, “la hierba de california te sirve para el dolor de cabeza es muy buena, el tumba vaquero, es para la migraña, algo más fuerte, nosotros tenemos la esencia de las medicinas, el sauce banco es el que sirve para componer la aspirina, aquí esta sin necesidad de farmacéuticos”.

Él dice que aunque sabe, le falta mucho por aprender, pues el ramal es amplio y los conocimientos en ocasiones se quedan atrás, “yo cuando no se algo, busco en internet, en los libros, pero como sabemos que en este oficio lo que se necesita es dedicación, estoy pensando en meterme a un curso en Chapingo para aprender más”.

Álvaro no se considera doctor, pues aunque funge la misma actividad que uno de ellos, el da todo el crédito a sus hierbas, “nosotros no curamos a las personas, son las hierbas las que hacen el trabajo, siempre y cuando uno tenga fe en que se quiere curar, algunas enfermedades están en la cabeza, no necesitas de hierbas o de medicinas, solo saber que no estás enfermo”.

Vale como le dicen a Álvaro, es la nueva sangre que peleará al igual que su padre por que las condiciones de su trabajo cambien, mientras esto sucede, aun ofrecen sus curas a los capitalinos bajo una lona a las inclemencias del tiempo.

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