CELAC: UN PASO ADELANTE PARA LATINOAMÉRICA

     Alan Ramírez

       El pasado mes de diciembre, en Caracas, Venezuela, se realizó la cumbre constitutiva de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).  Así, en un mundo multipolar como el que vivimos, la CELAC se erige hoy como el organismo político internacional que habrá de representar los más genuinos intereses de los países Latinoamericanos en cuanto a su integración económica, política y cultural en el mundo, sin la arrogante injerencia de Estados Unidos (EU). La fundación de la CELAC representa, entonces, la creación de  “un polo de poder” en beneficio de los países de América Latina.

La Doctrina Monroe de 1823, sintetizada en la frase “América para los americanos”, decía combatir a las potencias europeas beligerantes de aquel entonces, sin embargo, se convirtió en la más abierta y feroz política intervencionista contra los países del continente. En 1948 nace la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, como un organismo internacional que sirvió para aplicar y transformar la doctrina Monroe en una “América para los norteamericanos”. En 1962, por encargo de EU, Cuba es expulsada de la OEA y desde entonces, ha prevalecido el dominio de EU sobre los pueblos de América Latina.

Estas condiciones históricas y sociales han hecho que el desarrollo económico de Latinoamérica  sea lento y con numerosas vicisitudes; la riqueza natural que posee ha sido explotada y expropiada por el imperialismo estadounidense, quien, con numerosos instrumentos económicos, políticos y militares, ha logrado establecer un control casi absoluto sobre la gran mayoría de las naciones latinoamericanas. En oposición a esta historia de sometimiento, los países de América intentan hoy contrarrestar esta situación conformando un nuevo organismo internacional, legítimo, que en verdad respalde sus intereses: la CELAC.

Este nuevo organismo podrá o no ser la solución a tal dominio, y a pesar de existir en su seno varias naciones caracterizadas por su obediencia y sumisión frente al imperio, lo cierto es que su creación  representa un histórico avance con respecto a la OEA, un avance significativo para dejar de ser el “patio trasero del imperialismo” y  reconquistar una identidad Latinoamericana al margen de la decadente nación norteamericana.