jueves, 12 de enero de 2012

¡La extinción de la especie!



Bruno Tlacaélel García López

En la sociedad actual, los problemas que tienen que ver con el medio ambiente y con la obtención de los recursos naturales, constituyen un tema de vital importancia para la preservación de la vida; lo que deriva en una serie de investigaciones desde las diversas disciplinas científicas. Los científicos muestran un enorme interés por estas cuestiones, pero este intento no ha sido permanente ni, por su puesto, ha sido constante.  


El medio ambiente es un tema que da  mucho de que hablar, pero nadie puede negar que la especie humana dependa de su ecosistema, del medio ambiente en el que vive, y que para subsistir necesita de la naturaleza. Al respecto, Federico Engels decía que “a cada paso que damos se nos recuerda que en modo alguno gobernamos la Naturaleza como un conquistador a un pueblo extranjero, como alguien que se encuentra fuera de la Naturaleza, siendo que nosotros, seres de carne, hueso y cerebro, pertenecemos a la Naturaleza y existimos en su seno, y que todo nuestro dominio de ella conquista en el hecho de que poseemos, sobre las demás criaturas, la ventaja de aprender de sus leyes y aplicarlas de forma correcta”.

Pero en nuestros días, los peligros no sólo son contra la naturaleza; no sólo desaparecen especies, se acaban bosques, se secan lagos; no sólo los desiertos se extienden, se envenenan ríos y mares, se contamina el aire, y no sólo se ha debilitado y perforado la capa de ozono, sino que el sistema actual que se vive, con su insaciable sed de ganancia y la transformación de todo lo que existe en mercancía, ha puesto a una nueva especie en un gran peligro de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales: el hombre. 

Las guerras actuales y las poderosísimas armas nucleares, ponen en un peligro inminente al mismo hombre; las guerras e invasiones de los últimos tiempos han dejado el planeta oliendo a muerto, han bañado en sangre a los países (sobre todo los árabes). La guerra de Irak dejó más de 1, 140,000 muertos, según la página antiwar.  Según Wikipedia, la enciclopedia electrónica, la guerra de Afganistán dejó al menos 34.000 víctimas civiles. La invasión a Libia dejó, hasta hoy, más de 30 mil muertos (según datos oficiales, pero algunos organismos aseguran que son más de 50,000). En nuestro país, la última cuenta daba más de 50,000 muertos por la supuesta “guerra contra el narcotráfico”. El conflicto Sirio ha dejado 43 mil muertos. El hambre deja en el mundo 24 mil muertes por día. 



Es evidente que la situación actual deja al hombre en las peores condiciones posibles para poder vivir, la muerte se está convirtiendo en una algo casual, ya sea por la guerra, por el hambre, por enfermedades, etc. La muerte ya es bastante común en nuestros días. No podemos seguir permitiendo esta situación, es necesario un cambio de modelo económico mundial.

En el plano actual, sin lugar a dudas, para los ecologistas es necesaria una base conceptual nueva para tratar los problemas referentes al medio ambiente. Ya no basta con denunciar las cruentas tropelías en contra de la naturaleza, queda perfectamente claro en nuestros días que el hombre como especie, está destruyendo la naturaleza, al capitalista del siglo XXI sólo le importa la extracción de plusvalía, de lo que se trata es, como decía Marx, de cambiar el mundo. La ecología ya no se puede limitar a denunciar las injusticias contra la madre naturaleza, debe pasar a la acción. Debe pasar al plano de lo concreto y establecer las bases de una nueva forma de dar la lucha ideológica y práctica a favor del medio ambiente.



Pero debe entenderse bien el problema. El problema radica en el modelo actual de producción, lo que debemos hacer entonces es, atacar el origen del problema, es decir, la destrucción del capitalismo; debe necesariamente, no sólo terminar con sus relaciones concretas de explotación de la fuerza de trabajo, sino que además de ello, dar un trato racional a la naturaleza. No podemos hablar entonces de una política ecológica sin una política emancipadora. ¡Ante el momento de crisis que vive el modelo económico actual, es necesario seguir con la tarea de luchar por una sociedad, culta, humana y equitativa!

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