lunes, 30 de enero de 2012

DAVOS: APOLOGÍA DE LA MISERIA


Alan Ramírez

En el nuevo Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, se anunciaron, con bombo y platillo, las nuevas recomendaciones para restaurar la economía mundial. La estadística e índices macroeconómicos no se hicieron esperar, después de todo, los asistentes están comprometidos a dar una solución a los problemas relacionados con la caótica situación económica que se vive en el planeta. Extensas disertaciones que se sintetizan en una sola idea: hay que rescatar al sistema financiero.  


Foro Eonómico Mundial de Davos Zuiza

Interesante conclusión, claro, si desestimamos  que en el mismo foro  la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, Josette Sheeran, informó que en el  mundo existen mil millones de personas que sufren de hambre, y, a su vez, 40 por ciento de los alimentos producidos a nivel mundial terminan desperdiciados, es decir, se produce suficiente alimento para satisfacer las necesidades de la población mundial y, sin embargo, el hambre avanza. ¿Por qué razón?  Por la injusta distribución de la riqueza;  por la falta de recursos monetarios que le permitan a los pueblos pobres del mundo adquirir los alimentos necesarios para vivir. 

Ante qué ironía nos encontramos al ver que el sistema económico más productivo que  jamás haya existido, el sistema económico capitalista, aquél que entre sus logros ostenta obras de muchísima mayor magnitud que todas las maravillas de la antigüedad juntas; aquél que revolucionó el proceso productivo de manera exponencial; el que para muchos representa el sistema económico último y mejor, no puede superar  un problema que la humanidad arrastra desde épocas remotas.  Aquí aplica perfectamente lo que decía cierto filósofo acerca de que la historia se repite como si dijéramos dos veces, la primera como tragedia y la segunda como comedia. Y es que  la incapacidad del capitalismo para abatir el hambre no proviene, como ya quedó dicho, de su falta de productividad, como sí sucedía, por ejemplo,  en el feudalismo, sino todo lo contrario, proviene del afán de lucro de los dueños del capital, de los productores, el afán de ganancia que le es inmanente al sistema capitalista.


Mapa del hambre en el mundo

Proporción de personas subnutridas (1998-2000)


 Por su parte el director general del Fondo de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva,  expresó lo siguiente: “podemos alimentar a toda la población; el problema no es de abastecimiento, sino que la gente no tenga medios para comprar comida”. Queda aquí expresada cuál es la raíz del problema: la falta de recursos de mil millones de personas que quieren adquirir alimentos. Dígame usted, amable lector, si no es eso un contrasentido que se estrella con la lógica más elemental.

Así las cosas en el mundo. Pero no vayamos tan lejos, en México podemos ver innumerables ejemplos de lo descrito líneas arriba. El caso más notorio, por toda la difusión que ha recibido en los medios de comunicación, es el de la crisis alimentaria en las comunidades indígenas de la sierra Tarahumara. La nota trascendió  en todo el país: al menos 70 indígenas Tarahumaras habían cometido suicidio al no poder  adquirir alimentación mínima necesaria para su supervivencia. Y ¿qué pasó con la reciente adición al artículo cuarto constitucional en donde se señala que: “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad” y  “El Estado lo garantizará”? Lo ocurrido en Chihuahua es sin duda deplorable, pero de ningún modo sorprendente por su singularidad, ¿o es que sólo en Chihuahua existen tales niveles de pobreza? Evidentemente no. 

Tarahumaras (Rarámuri) de la sierra de Chihuahua
 
Y volvemos al punto de partida, mientras esto sucede en México y en el mundo, decenas de políticos y economistas se reúnen en Suiza insistiendo que hay que salvar a los bancos. “Qué enferma y dolorida lontananza” como dijo el poeta.
  

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