lunes, 4 de julio de 2011

Bullying escolar: Síntoma de una sociedad indiferente.

El Profe
Qué tal amigos de “Horizonte Político” yo soy “El Profe” y los acompañaré de vez en vez en este pequeño espacio que pretende llevarles un poquito de información sobre temas de Psicología, Educación y Sociedad, espero que sea de su agrado.

Hoy platicaremos acerca de una situación que desafortunadamente se ha venido generalizando en los últimos años. Es una situación que siempre ha existido; el “Bullying” o Acoso entre pares refiere a esas relaciones de desventaja y abuso entre personas que comparten lugares comunes, en este caso, la escuela.


Se expresa mediante la violencia Verbal o No Verbal, Física o Psicológica, y en algunos casos todas ellas juntas. Se distinguen tres elementos participantes en este fenómeno; El Agresor, La Víctima y los Testigos. Cada uno de los participantes tienen características particulares que se deben atender.

El Agresor: generalmente es un niño o niña con limitaciones emocionales importantes, que provienen de senos familiares violentos y desatendidos por parte de los padres o tutores donde poco o nada se abordan temas como el manejo de las emociones, la solución de conflictos, respeto y equidad. Son niños o niñas que de manera “ni curricular” (Educación no formal), aprenden a vivir de manera agresiva o violenta con ellos mismos y sus semejantes.

La víctima: tiene como característica principal severos problemas de autoestima expresados principalmente en la poca capacidad de evasión, defensa y por supuesto ataque, no son necesariamente pasivas, algunas víctimas “buscan” en el bullying el reconocimiento que sus problemas de autoestima le imperan obtener (esto último inconsciente en la mayoría de los casos). Las víctimas reflejan generalmente senos familiares de poca libertad y autonomía, donde se promueve la codependencia y la sobreprotección por parte de los padres o tutores. Se genera en los niños o niñas el sentimiento de incapacidad, desprotección y autodevaluación. Son niños que suelen “necesitar” de los demás para sentirse bien consigo mismos.
Los testigos: pueden ser cómplices (activos) o espectadores (pasivos). La generalidad expresa una indiferencia cuasi total por el sufrimiento ajeno o una curiosidad mórbida por ver, escuchar o saber el padecimiento de sus pares. Provienen de hogares donde cada quién se ocupa de sí mismo y poco se relacionan entre sí aunque compartan el mismo espacio vital, donde la característica es “evitar” o “negar” los conflictos para no tener que enfrentarlos. Viven en lo que comúnmente llamamos “Aquí no pasa nada”.



Debido a que el Bullying escolar se manifiesta en niños y adolescentes, referimos que sus causas son complejas y multifactoriales, hoy nos concretaremos en hablar de la parte general, de la que nos compete a todos, en la que todos tenemos injerencia por ser: Maestros, Padres de Familia, Hermanos, Vecinos, Conocidos. Simplemente por ser parte de esta sociedad mexicana indiferente y poco comprometida.

Estamos acostumbrados a “atender a la víctima” y “castigar al agresor”, solo eso hacemos. Estamos acostumbrados a buscar culpables y eliminarlos bajo el viejo y vulgar dicho de: “muerto el perro se acabó la rabia”. Se nos olvida que estamos hablando de niños y adolescentes de los cuales TODOS somos responsables de su formación y que sin pensar en las consecuencias los sometemos a altísimas dosis de violencia; en los medios, en la casa, en la escuela y no se diga en la calle.

Pretendemos sentirnos fuera del problema sin darnos cuenta que lo fomentamos cuando transmitimos a nuestros hijos mensajes como:
            “Cállate, tú no opines… no sabes nada.” (víctima)
            “Si dejas que alguien te pegue, yo te pego a ti.” (agresor)
            “Tú no te metas, si ves algo no digas nada, mejor vete…” (testigo)
Ejemplos hay muchos, de cómo fomentamos éste y otros atropellos a la dignidad humana, lo peor es que lo sabemos, porque nos quejamos, pero pareciera no interesarnos. Los más “humanos” solemos decir: “qué feo que suceda pero, no es mi problema”, o buscamos “depositar” en otros la responsabilidad y, por lo tanto la obligación de resolver los problemas sociales.

Desde mi punto de vista, el Bullying Escolar es un síntoma de la sociedad en la que vivimos hoy. Los niños y adolescentes solo reflejan lo que “captan” en casa, en los medios de comunicación, en las calles, en las escuelas, en los trabajos, con sus pares. Y lo más triste quizás sea que se están acostumbrando a vivir de esta manera, podríamos decir que esa es su “normalidad”. No es un secreto para nadie saber que los medios de comunicación explotan la violencia, la sexualidad y el morbo como principales mercancías, para nadie es ajeno que en la calle hay que desconfiar y cuidarse de quienes se sientan a nuestro lado en el transporte público, del vecino de automóvil, del policía de crucero o cualquier servidor público, del vecino de la casa de al lado, del compañero de trabajo. Vivimos en una sociedad donde para sobresalir hay que pisar a otros, hacerlos a un lado porque nos “estorban”, muchas veces hacemos alianzas para derrotar a otros con chismes y otras marrullerías. Nos condolemos del dolor ajeno pero hacemos poco o nada para ayudar a nuestros pares.




Es el mundo en que vivimos, el mundo que estamos enseñando a nuestros hijos, mundo que desarrolla fenómenos como el bullying y otros de los que posiblemente hablemos en otra ocasión. Por lo pronto, estimado lector, te dejo esta reflexión, para que inicies por abatir tu propia indiferencia, te acerques a tus pares, empezando por tu familia, y siembres en los tuyos la semilla del respeto por los demás. Con ello, empezarás el cambio que todos queremos… pero que pocos hacemos algo por alcanzar.

Envíame tus comentarios a mi correo electrónico, sugerencias, temas, saludos o lo que quieras comunicar. Muchas gracias, nos leemos la próxima vez.

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